Desde 1849 en Ovada, María Teresa Cámera vive en común con algunas compañeras que se van multiplicando poco a poco.

La Comunidad pone en el primer lugar de la jornada, la meditación y la oración, la participación frecuente en los sacramentos para luego realizar, con esfuerzo incansable, un apostolado de asistencia a los enfermos a domicilio y en el hospital. Enseñan el Catecismo a los niños y preparan a las jóvenes para el trabajo en un pequeño salón de costura y tejido, instruyéndolas también en las verdades de la fe, en el dialecto de Ovada.

Algunas trabajan distribuyendo el pan en la panificadora, situada debajo de su habitación, para poder socorrer a los pobres, procurándoles alimentos y medicinas. La gente las llama: Teresianas.

 

En 1890 las agregadas son alrededor de  veinte y el Vicario General de la Diócesis de Acqui, Monseñor Pagella, las organiza como Institución Piadosa.

Prepara las Primeras Constituciones, que son aprobadas el 4 de marzo de 1892 por el Santo Monseñor Guiseppe Marello, Obispo de la Diócesis.

En 1893 la Iglesia acoge las primeras Profesiones Religiosas de votos temporales, que profesaron en Perpetuo el año 1909.

En 1895 llegan las primeras hermanas a Santa Chiara. Y en 1898 la Congregación se traslada a Asti y establece la Casa Generalicia y el Noviciado en Santa Chiara ,Casa de los Padres Oblatos de San José.

Durante la primera Guerra Mundial las hermanas prestan su servicio en cuatro hospitales Militares de reserva: Santa Chiara, Lazaretto, Regina Marguerita y el Instituto Isnardi. Y lo hacen como enfermeras incansables. Un buen número de hermanas desarrollando esta misión de caridad se contagian de tuberculosis, como ya había ocurrido algunos años atrás; cuando al llegar a Santa Chiara, lugar que habitaron antes las Madres Vicentinas, contrajeron su misma enfermedad; la muerte de tantas hermanas jóvenes fue un Bautismo de sangre, que se convirtió en semilla evangélica, de numerosas y generosas vocaciones.

La voz autorizada de la Iglesia reconoce la bendición de Dios y el 21 de Diciembre de 1923, el Obispo de Asti Monseñor Luigi Spandre, erige el Piadoso Instituto en “Congregación Religiosa de las Hijas de la Piedad”, de Derecho Diocesano; aprobando sus Constituciones como signo de vitalidad y de autenticidad en la Iglesia Local.

En 1931 el mismo Obispo autoriza la denominación: ”Congregación de las Hijas de Nuestra Señora de la Piedad”. Este nombre da profundidad y claridad al camino espiritual del Instituto porque cada religiosa elige como modelo de su apostolado, de asistencia y caridad, a la Virgen Dolorosa, participe activa de los sufrimientos de Jesús.

El 2 de Febrero de 1952 la Congregación, recibe del Gobierno Italiano, el reconocimiento Civil como “Ente Moral M. María Teresa Cámera”.

En 1969 el Capítulo General Especial confirma la adhesión pronta y diligente de la Congregación al Pentecostés Eclesial del Concilio Vaticano II. Con la colaboración de todos los miembros, se renuevan  las Constituciones, aprobadas el 27 de marzo de 1970, ad “Sperimentum” por el Obispo de la Diócesis de Asti Monseñor Giácomo Cannonero.

El 19 de julio de 1972, la Iglesia premia el trabajo humilde y atento de renovación, erigiendo La Congregación de las Hijas de Nuestra Señora de la Piedad en Instituto Religioso de Derecho Pontificio; de este modo el Carisma de Madre María Teresa Cámera es válido en la Iglesia local y universal, porque vive el Misterio Pascual de la salvación según su propia originalidad.